domingo, agosto 18, 2013

Dualismo mata debate

Una frase común de las personas que quieren evitar una postura definida (y que por lo tanto los obligue a defenderla) es: "No todo es blanco o negro, existe una gama de grises". Con ello, tratan de romper el dualismo de dos posturas: blanco o negro, izquierda o derecha, rock o pop, Harry Potter o el señor de los Anillos y la que a usted se le ocurra. 

Es sano y enriquecedor mantenernos al margen de una postura cerrada, porque dicha acción, per se, nos cierra los oídos y la mente hacia los argumentos que la(s) otra(s) postura(s) presente(n).

Lo anterior viene a colación, porque en el actual momento histórico mexicano (o sea, ahorita mismo), el gobierno de EPN está en proceso (dada su mayoría en el congreso, me parece cuestión sólo de tiempo) de abrir a la participación de la iniciativa privada el negocio del petróleo en México.

Por el bando contrario, está AMLO, quien afirma que no es necesario abrir dicha participación privada, pues según sus datos, PEMEX es una expresa exitosa (esto es lo opina el INEGI, juzgue usted mismo aquí). 

Quizás sea una sobresimplificación, pero me parece que estamos en un enfrentamiento dualista (otra vez la dichosa palabrita): privatizadores vs. No privatizadores. Los primeros hablan de modernidad y avance al futuro, los segundos de patriotismo y... un futuro próspero. En lo que si coinciden es en tratar de interpretar, aunque no estoy seguro si de manera heurística, las palabras del General Lázaro Cárdenas, en cuya presidencia (1934-1940) se nacionalizó (expropiando) la industria petrolera.

Pienso que esa fórmula (privatizadores vs. No privatizadores) es falsa. Creo que el debate no debe centrarse en si privatizamos o no, sino en exigir el cumplimiento de las obligaciones de cada una de las partes involucradas: gobierno, empresa (PEMEX), IMP (en ese sentido, creo que la discusión se está olvidando de solicitar cuentas a este organismo, que quiero entender, es el encargado de proveer de la tecnología que, de acuerdo a la versión gubernamental, es la que nos aportaría la iniciativa privada – esta información confirmaría su premisa en la página 3 )  e incluso nosotros, como ciudadanos del país.

Para ser más claro, las privatizaciones en este país (que de acuerdo a Denisse Dresser es un capitalismo de compadres  – aquí) NO HAN FUNCIONADO, pues más que generar competencia y opciones, se han limitado a sustituir un monopolio por otro (bueno, duopolio en el caso de la TV); al mismo tiempo, dejar a PEMEX como está, siendo aprovechada por la directiva de su sindicato (un ejemplo, aquí), no es opción.

Por supuesto que las ideas aquí expuestas no apuestan a resolver el asunto, sino a redirigir el debate con otras preguntas, distintas al ya mencionado dualismo de privatización o no, quizás serviría algo del tipo ¿Cómo hacemos que el petróleo en México sirva a todos los mexicanos y no sólo a las cúpulas sindicales o gubernamentales? Valdría la pena intentarlo.

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